Bibliotecas de hogar

Llegar a nuestra casa, sentarnos en un cómodo sillón y leer un libro es, quizá, uno de los planes más agradables ya sea en invierno cuando hace frío o llueve en el exterior, pero también cuando el calor agobia en verano.
Disponer de un lugar cómodo y adecuado hará de éste plan, la mejor tarde de cualquier día. Además se trata de un plan perfecto, para aquellos reticentes a las nuevas tecnologías, leer un libro, sigue siendo un arte para el que no se necesita ordenador.


Para los amantes de la lectura, disponer de una habitación dedicada al libro, es esencial. Los libros perfectamente ordenados, un espacio aislado de ruidos, cálidos sofás en los que sentarse… un lugar estéticamente precioso.
Para aprovechar bien todo el espacio, lo más útil es disponer estanterías en todas las paredes de la habitación. En cualquier librería que se precie, la variedad de temas será un hecho, por lo tanto, debemos incluir algunos separadores verticales cortando la horizontalidad de las baldas, para permitir una mejor disposición de los libros, en función de sus temas.

La parte baja de las estanterías, podemos ocuparla con cajones o puertas, para colocar libros o ediciones especiales que necesiten una mayor protección.














Es recomendable disponer de alguna pieza que haga la función de atril, en ocasiones, manejamos libros pesados, que solamente utilizamos para hacer consultas. En estos casos, no nos sentamos a leerlos, si no que los utilizamos de manera puntual mientras estamos de pie. Un atril en la que apoyar ese libro nos será de gran utilidad, y nuestra espalda nos lo agradecerá.
En el centro de la habitación colocaremos los sofás. En función de los gustos del lector, optaremos por sofás con respaldos altos o bajos, asientos profundos o más estrechos, piezas en las que sentarnos o que nos permitan tumbarnos… Las tapicerías de piel son el alma mater de cualquier biblioteca que se precie. El clásico sofá "Chester" puede ser una opción que aporte un toque de sofisticación a nuestra estancia.










Uno de los elementos más importantes de este espacio es la luz. Si podemos elegir, quizá ésta sea la habitacion que merezca el ventanal más grande. En cualquier caso, la zona en la que sentarnos a leer debe estar cerca de la ventana para poder aprovechar toda la luz natural posible. Vestiremos las ventanas en función del estilo que domine en la habitación, poder velar la luz en momentos en los que el sol es el protagonista, es imprescindible para evitar reflejos.
Las estanterias deben estar bien iluminadas, la mayoría de los libros llevan tejuelos y debemos poder leerlos sin tener la necesidad de sacarlos de su hueco. Debemos disponer luminarias específicamente dirigidas a las estanterías. El resto de la habitación debe estar bien iluminada, y por supuesto debemos contar con pequeñas luces al lado de los sofás, que serán imprescindibles cuando la luz natural escasee.
La biblioteca es un lugar idóneo también, para colocar una mesa de despacho, es un lugar tranquilo, alejado de ruidos, y en él podemos trabajar cómodamente sin que nadie nos moleste.
Esa tranquilidad que se respira en el ambiente de las bibliotecas, las convierte en espacios muy íntimos. Seguramente nuestras visitas sean recibidas en el salón y la biblioteca sea para uso personal. Por esa razón debemos sentirnos cómodos. El vestido de los suelos es importante. Las alfombras aportarán calidez al espacio, permitiéndonos disfrutar de él, nos sorprenderemos a nosotros mismos, moviéndonos descalzos por la habitación.
Respecto a la decoración, no hay normas, podemos decantarnos por cualquier estilo, pero sin olvidar que la biblioteca es un lugar importante, lujoso, elegante. Sea cual sea la decoración, en ella deben primar los materiales de calidad, maderas nobles, elementos artísticos, piezas de autor… y puesto que se trata de una zona de ocio y relax, debemos huir de decoraciones agresivas, mezclas de colores y exceso de elementos que den sensación de llenado.














Desgraciadamente, no todos tenemos la posibilidad de destinar una habitacion de nuestra casa a la biblioteca, y no por eso vamos a renunciar a ese lujo.
Seguramente todos contamos en nuestro salón o en nuestro dormitorio con un rinconcito en el que colocar nuestro pequeño paraíso. Un mueble de estantes, un sillón, una lamparita y una pequeña alfombra, nos permitirán recrear ese espacio deseado. En la decoración deben primar las mismas normas que en las bibliotecas.
La tumbona de Le Corbusier o la famosa lámpara Arco pueden ayudarnos a dotar de estilo y personalidad nuestro rincón. Un buen libro y un buen sitio en el que disfrutar de él nos hará perdernos en el placer de la lectura.


Bibliografia:
http://www.decoestilo.com

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